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Politica de Evaluacion del Desempeno

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¿Qué elementos esenciales debe incluir una política de evaluación de desempeño laboral?



Diseñar una política de evaluación de desempeño laboral no es simplemente establecer un conjunto de normas y procedimientos. Para un directivo, esta política es un mapa estratégico que define cómo se medirá, gestionará y desarrollará el talento que sostiene a la organización. La política debe ser robusta, clara, inclusiva y, sobre todo, alineada con la estrategia corporativa y la cultura organizacional. En un mundo de negocios cada vez más competitivo, la calidad de la política de evaluación es un factor diferenciador: una política mal diseñada puede generar desmotivación, rotación y pérdida de productividad; mientras que una bien estructurada impulsa el compromiso, fortalece el liderazgo y asegura la sostenibilidad del negocio. A continuación, desglosaremos los elementos esenciales que toda política de evaluación de desempeño debe contener, con ejemplos, storytelling y recomendaciones prácticas para un público gerencial.

1.1 Objetivos estratégicos claros La política debe responder a preguntas como: ¿Por qué evaluamos el desempeño? ¿Qué esperamos lograr con este proceso? ¿Cómo se conecta con los objetivos estratégicos de la compañía? Por ejemplo, una empresa tecnológica que busca liderar en innovación debe incluir en su política objetivos relacionados con la creatividad, agilidad y capacidad de aprendizaje de los colaboradores, no solo con la productividad.

1.2 Criterios y métricas de evaluación definidos La ambigüedad es el mayor enemigo de la objetividad. Una política efectiva establece criterios medibles y comprensibles: Resultados cuantitativos: cumplimiento de metas, indicadores financieros, eficiencia. Competencias cualitativas: liderazgo, colaboración, comunicación. Valores organizacionales: alineación con la cultura y misión de la empresa. Un caso ilustrativo: un banco internacional decidió incluir “integridad” como criterio central, midiendo la capacidad de los colaboradores para tomar decisiones éticas en contextos de presión.

1.3 Roles y responsabilidades de cada actor Toda política necesita claridad en los actores involucrados: Directivos: garantizar la coherencia con la estrategia. Gerentes y líderes: aplicar la política con consistencia y empatía. Recursos Humanos: custodiar el proceso, capacitar y monitorear resultados. Colaboradores: asumir responsabilidad en su propio desarrollo. La ausencia de claridad en responsabilidades provoca contradicciones y desconfianza en los procesos de evaluación.

1.4 Métodos y herramientas de evaluación Una política moderna debe especificar las metodologías que se emplearán: Evaluaciones 90°, 180° o 360°. Autoevaluaciones. Evaluación por proyectos o por objetivos (OKRs). Plataformas digitales de evaluación continua. En organizaciones que aplican metodologías ágiles, el uso de evaluaciones por sprint es una práctica cada vez más común.

1.5 Frecuencia y periodicidad El clásico modelo anual ha perdido relevancia. Una política actual debe definir si la evaluación será: Anual: útil para análisis globales y decisiones de compensación. Semestral o trimestral: permite ajustes estratégicos en tiempo real. Continua: con retroalimentación constante mediante plataformas digitales. Un ejemplo: una startup en crecimiento optó por evaluaciones trimestrales que se retroalimentaban con micro-feedback continuo, logrando un 25% de aumento en la satisfacción de los empleados.

1.6 Procesos de retroalimentación El valor de una política no está en la medición, sino en el feedback constructivo que se deriva de ella. Es esencial que la política establezca: La manera en que se brindará la retroalimentación (sesiones uno a uno, informes escritos, dashboards digitales). El tono esperado: constructivo, empático y enfocado en el desarrollo. Los tiempos de retroalimentación tras cada evaluación. Un error común es posponer feedback negativo; las mejores políticas promueven conversaciones transparentes y oportunas.

1.7 Vinculación con la formación y el desarrollo Toda política de evaluación debe responder a la pregunta del colaborador: ¿y ahora qué sigue?. Conexión directa entre brechas detectadas y programas de formación. Planes de carrera personalizados. Mentorías o coaching para potenciales líderes. Por ejemplo, una empresa de retail que evaluó competencias digitales en su fuerza de ventas, ofreció de inmediato programas de capacitación online en e-commerce, fortaleciendo el futuro de su negocio.

1.8 Relación con compensaciones y promociones Aunque no siempre es el objetivo principal, la política debe aclarar cómo los resultados de evaluación influyen en: Bonificaciones. Incrementos salariales. Oportunidades de ascenso. La transparencia en este punto es crítica: evita rumores, percepciones de injusticia y refuerza la meritocracia.

1.9 Consideraciones de diversidad e inclusión Una política moderna no puede ser neutra frente a la inclusión. Debe garantizar que la evaluación: Sea sensible a contextos multiculturales. Evite sesgos de género, edad o etnia. Reconozca estilos de trabajo diversos. Por ejemplo, una multinacional en LATAM ajustó su política de evaluación para valorar el aporte de equipos multiculturales que trabajaban de manera remota y asincrónica.

1.10 Confidencialidad y ética Un elemento esencial es la confidencialidad de los resultados. Los colaboradores deben tener la seguridad de que sus evaluaciones: Son tratadas con profesionalismo. Se usan únicamente para fines de desarrollo. No se exponen públicamente ni se manipulan con intereses ajenos. Sin esta garantía, la confianza en el sistema se derrumba.

1.11 Storytelling: el caso de una multinacional en transformación Una compañía energética global implementó una política que combinaba evaluaciones trimestrales con feedback continuo, integrando plataformas digitales y criterios de sostenibilidad (ESG). Los líderes recibían alertas automáticas sobre colaboradores en riesgo de desmotivación. Las capacitaciones se activaban de inmediato tras detectar brechas. Se incluyó un módulo de diversidad e inclusión como criterio obligatorio. En dos años, aumentaron la productividad en un 18% y redujeron la rotación voluntaria en un 22%.

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¿Cómo adaptar la política de evaluación a un modelo de trabajo híbrido o remoto?



La pandemia aceleró un cambio que ya se veía venir: el trabajo remoto e híbrido dejó de ser una excepción para convertirse en una práctica habitual en muchas industrias. Para los líderes de Recursos Humanos y Tecnología, esto supuso un reto estratégico: ¿cómo medir y gestionar el desempeño cuando los equipos ya no comparten un mismo espacio físico? La respuesta está en adaptar la política de evaluación de desempeño para que refleje la nueva realidad laboral, garantizando transparencia, objetividad y alineación con los objetivos de la empresa, sin importar si los colaboradores trabajan desde la oficina, desde casa o en un esquema mixto.

2.1 Redefinir los criterios de desempeño en entornos híbridos El primer paso para adaptar la política es revisar qué significa “desempeño” en contextos híbridos o remotos. Ya no se mide tanto la “presencia física” o las “horas visibles”, sino: Cumplimiento de objetivos: claridad en metas y resultados entregados. Gestión autónoma del tiempo: capacidad de organizarse y ser productivo en entornos no supervisados. Colaboración digital: participación activa en plataformas colaborativas. Comunicación efectiva: claridad y rapidez en la transmisión de ideas en entornos virtuales. Por ejemplo, una consultora global de servicios financieros eliminó de su política la métrica “asistencia puntual en oficina” y la reemplazó por “cumplimiento en tiempos de entrega de proyectos”.

2.2 Incorporar indicadores de productividad digital El trabajo remoto e híbrido depende de la tecnología. Una política moderna debe incluir métricas como: Uso efectivo de herramientas digitales (Slack, Teams, Asana, Trello). Tiempos de respuesta en entornos colaborativos. Nivel de participación en reuniones virtuales. Calidad de entregables en formato digital. No se trata de “vigilar” al colaborador, sino de garantizar que el desempeño digital esté alineado con los estándares organizacionales.

2.3 Garantizar la equidad en la evaluación Uno de los mayores riesgos en el trabajo híbrido es la brecha entre quienes están en oficina y quienes trabajan en remoto. Los líderes pueden caer en “sesgo de proximidad”, favoreciendo a quienes ven más seguido. La política debe incluir lineamientos que aseguren igualdad: Evaluaciones basadas en resultados, no en visibilidad física. Acceso equitativo a proyectos y oportunidades de desarrollo. Canales digitales que permitan dar feedback de la misma manera a todos. Ejemplo: una empresa de telecomunicaciones implementó un sistema de feedback digital que exigía al líder retroalimentar a cada miembro del equipo por igual, sin importar si era remoto o presencial.

2.4 Reforzar la comunicación y la transparencia En entornos híbridos, la falta de información genera incertidumbre. La política debe contemplar: Reuniones periódicas uno a uno para dar retroalimentación. Dashboards en línea con acceso a métricas de desempeño. Protocolos claros sobre cómo se informan y registran los resultados. Cuando los colaboradores conocen las reglas del juego, la confianza aumenta y se reduce la percepción de injusticia.

2.5 Fomentar el liderazgo digital El liderazgo tradicional cambia en entornos híbridos: ahora un gerente no solo debe coordinar, sino también liderar a distancia. La política de evaluación debe incluir criterios para medir: Capacidad de motivar equipos virtuales. Inclusión de colaboradores en remoto en la toma de decisiones. Habilidad para manejar herramientas digitales de liderazgo. Un caso inspirador: una empresa de software incluyó en su política de evaluación a los gerentes el criterio “integración digital del equipo”, midiendo si lograban cohesión y comunicación fluida sin importar la ubicación de los miembros.

2.6 Incluir bienestar y salud digital El trabajo remoto trae beneficios, pero también riesgos: aislamiento, exceso de horas frente a la pantalla, dificultad para desconectarse. Una política moderna debe medir también: Manejo equilibrado del tiempo. Participación en programas de bienestar virtual. Hábitos de autocuidado y ergonomía. De esta forma, la política no solo mide productividad, sino que asegura la sostenibilidad del desempeño en el tiempo.

2.7 Integración con la tecnología y la analítica de datos Para entornos híbridos, la política debe apoyarse en sistemas que automaticen la evaluación. Herramientas como WORKI 360 permiten: Evaluaciones en 360° a distancia. Retroalimentación en tiempo real. Análisis predictivo del desempeño. Alertas de posibles riesgos de desmotivación. Con estas soluciones, la evaluación deja de ser un evento aislado para convertirse en un proceso continuo y dinámico.

2.8 Storytelling: el caso de una empresa en transición híbrida Una multinacional de consumo masivo enfrentaba problemas en su modelo híbrido: colaboradores remotos se sentían ignorados en las evaluaciones. La política se rediseñó con tres cambios clave: Criterios de evaluación basados únicamente en resultados y competencias digitales. Feedback digital obligatorio cada 45 días. Acceso igualitario a oportunidades de promoción. En un año, la satisfacción de los colaboradores remotos subió un 30% y la productividad global creció un 12%.

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¿Qué impacto tiene la política de evaluación en la motivación y el compromiso de los colaboradores?



Cuando hablamos de motivación y compromiso laboral, entramos en la esencia de la gestión del talento humano. Los colaboradores no se motivan solo por un salario, sino por el reconocimiento, la justicia en la evaluación y la sensación de que su esfuerzo tiene un impacto real en la organización. Aquí, la política de evaluación de desempeño juega un papel protagónico: puede ser un motor de compromiso o, por el contrario, una fuente de desconfianza y desmotivación.

3.1 La evaluación como espejo del valor del colaborador Una política de evaluación transmite a los colaboradores qué se valora dentro de la organización. Si está bien diseñada, el mensaje es claro: “tu trabajo importa, lo medimos, lo reconocemos y lo vinculamos con tu desarrollo profesional”. Una política justa y transparente refuerza la percepción de que la empresa apuesta por la meritocracia. En cambio, una política ambigua o mal aplicada puede generar desconfianza y sensación de inequidad. Ejemplo: En una empresa del sector financiero, los colaboradores empezaron a mostrar altos niveles de rotación voluntaria porque sentían que las evaluaciones favorecían a “los más visibles en oficina”. Tras ajustar la política hacia resultados objetivos y feedback continuo, la rotación bajó en un 18% en solo un año.

3.2 Motivación extrínseca vs. motivación intrínseca La política de evaluación influye en dos grandes dimensiones de la motivación: Extrínseca: relacionada con recompensas tangibles como bonos, ascensos y aumentos salariales. Una política clara conecta desempeño con compensación, reforzando el esfuerzo. Intrínseca: vinculada con la satisfacción personal, el reconocimiento y la oportunidad de crecer. Una política que da feedback constante, ofrece formación y abre puertas a nuevos desafíos potencia esta dimensión. Cuando ambos tipos de motivación se integran en la política, los colaboradores se sienten más comprometidos con la organización.

3.3 El compromiso como resultado de la claridad y la equidad El compromiso no surge del azar: se construye cuando las personas perciben equidad, coherencia y propósito. Una política de evaluación impacta el compromiso en la medida en que: Define criterios claros y conocidos por todos. Garantiza evaluaciones objetivas y libres de favoritismos. Reconoce tanto resultados como competencias y actitudes. Se conecta con el propósito y los valores de la organización. Ejemplo real: Una multinacional de retail implementó en su política el criterio “orientación al cliente” como eje central de la evaluación. Esto reforzó el sentido de propósito de los colaboradores, generando mayor identificación con la misión corporativa.

3.4 El poder del feedback en la motivación El feedback es quizás el mecanismo más poderoso de la política de evaluación. Cuando es constante, constructivo y bidireccional, logra que los colaboradores: Se sientan escuchados y valorados. Identifiquen sus fortalezas y áreas de mejora. Perciban que la organización invierte en su desarrollo. En cambio, políticas basadas únicamente en evaluaciones anuales generan frustración: un colaborador puede enterarse tarde de errores repetidos o de logros que nunca fueron reconocidos.

3.5 La conexión entre evaluación y desarrollo profesional Un colaborador se compromete cuando percibe que su esfuerzo abre oportunidades. La política debe garantizar que la evaluación sea un puente hacia el crecimiento profesional, mediante: Programas de formación asociados a brechas detectadas. Planes de carrera y sucesión. Oportunidades de movilidad interna. Caso ilustrativo: Una empresa tecnológica vinculó directamente su política de evaluación con un programa de mentoría. Los colaboradores con alto desempeño recibían acompañamiento de líderes sénior, lo que aumentó el compromiso y redujo en un 20% la fuga de talento.

3.6 El riesgo de políticas mal diseñadas Así como una política puede motivar, también puede desmotivar. Errores frecuentes incluyen: Falta de transparencia: criterios poco claros generan desconfianza. Sesgos de proximidad o género: provocan percepciones de injusticia. Desconexión con la estrategia: se mide lo equivocado y se premia lo irrelevante. Ausencia de seguimiento: los colaboradores sienten que la evaluación “queda en un cajón”. Estos errores no solo afectan la motivación individual, sino también el clima organizacional.

3.7 El rol del liderazgo en la motivación Los líderes son los grandes catalizadores de la política de evaluación. Su papel es clave porque: Son quienes comunican los resultados. Tienen la responsabilidad de dar feedback con empatía. Representan la coherencia entre lo que la política dice y lo que realmente se hace. Un líder que aplica la política con justicia y visión estratégica fortalece el compromiso del equipo; uno que lo hace con arbitrariedad lo destruye.

3.8 Storytelling: el caso de una aseguradora en LATAM Una aseguradora con más de 2.000 empleados enfrentaba altos niveles de desmotivación. Los colaboradores afirmaban que las evaluaciones eran “castigos” y no oportunidades. Tras rediseñar su política: Se incluyeron objetivos individuales conectados con metas organizacionales. Se implementó feedback trimestral y mentorías. Se reconocieron públicamente los logros en reuniones globales. En menos de dos años, el índice de compromiso (medido por encuestas de clima) aumentó del 54% al 81%, y la productividad creció un 15%.

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¿Cómo evitar sesgos inconscientes dentro de la política de evaluación?



Uno de los mayores retos de toda política de evaluación de desempeño es asegurar la imparcialidad. Aunque se diseñe con criterios objetivos, siempre existe el riesgo de que se filtren sesgos inconscientes que alteran la percepción y el juicio de los evaluadores. Estos sesgos son automáticos, invisibles para quien los comete, pero altamente dañinos porque generan injusticia, desmotivación y pérdida de talento. Para un público gerencial, comprender cómo evitarlos no es solo una cuestión de ética, sino también de estrategia organizacional: una política sesgada puede hacer que grandes talentos pasen desapercibidos, reducir la diversidad en posiciones clave y erosionar la confianza en el liderazgo.

4.1 ¿Qué son los sesgos inconscientes en la evaluación? Los sesgos inconscientes son juicios automáticos y subjetivos que influyen en la forma en que percibimos y evaluamos a las personas. Algunos ejemplos frecuentes en las evaluaciones de desempeño son: Sesgo de género: valorar de manera distinta a hombres y mujeres frente a las mismas competencias. Sesgo de proximidad: favorecer a quienes trabajan en la oficina sobre los que están en remoto. Sesgo de halo: dejar que una característica positiva eclipse el resto de la evaluación. Sesgo de cuerno: lo contrario al halo; un defecto nubla todos los demás aspectos. Sesgo de afinidad: favorecer a quienes tienen características o intereses similares al evaluador. Estos sesgos, aunque no sean intencionales, distorsionan la objetividad y atentan contra la meritocracia.

4.2 Principios clave para eliminar sesgos en la política Una política efectiva debe contemplar lineamientos que reduzcan al mínimo la influencia de sesgos. Algunos principios esenciales son: Estandarización: todos los colaboradores son evaluados con las mismas métricas y formularios. Multiplicidad de evaluadores: usar herramientas como evaluaciones 360° que incluyen líderes, pares y subordinados. Criterios cuantificables: priorizar indicadores medibles sobre percepciones subjetivas. Capacitación en sesgos: entrenar a líderes y evaluadores para reconocer sus prejuicios. Monitoreo de resultados: detectar patrones de inequidad por género, edad o modalidad de trabajo.

4.3 Uso de tecnología y analítica de datos Las plataformas modernas de evaluación permiten neutralizar sesgos al: Analizar datos de manera estandarizada. Identificar patrones anómalos (por ejemplo, un líder que sistemáticamente califica más bajo a mujeres que a hombres). Eliminar la subjetividad de observaciones escritas, usando rúbricas y escalas de valoración objetivas. Herramientas como WORKI 360 aplican algoritmos que advierten al área de RRHH sobre posibles inconsistencias en las evaluaciones, permitiendo una intervención temprana.

4.4 Transparencia y comunicación La política debe incluir protocolos claros de comunicación para que los colaboradores entiendan: Cuáles son los criterios de evaluación. Quiénes participan en el proceso. Qué mecanismos existen para apelar resultados o solicitar revisión. Cuando la transparencia está garantizada, se reduce la percepción de favoritismo y se fortalece la confianza en el sistema.

4.5 Capacitación de líderes: el factor humano La mejor política pierde fuerza si los líderes no son conscientes de sus propios sesgos. La capacitación es fundamental: Talleres sobre sesgos cognitivos y su impacto en el liderazgo. Entrenamiento en feedback objetivo y constructivo. Simulaciones de evaluaciones para practicar la toma de decisiones imparciales. En varias multinacionales, se ha comprobado que los programas de sensibilización reducen notablemente la brecha de género en los resultados de las evaluaciones.

4.6 Incorporar diversidad e inclusión como criterio Una política avanzada no solo evita sesgos, sino que los convierte en oportunidad de aprendizaje. ¿Cómo? Incluyendo indicadores de diversidad en las evaluaciones de líderes. Midiendo la capacidad de un gerente para gestionar equipos diversos. Reconociendo y premiando la inclusión como una competencia organizacional. Esto asegura que la cultura empresarial evolucione hacia la equidad.

4.7 Storytelling: el caso de una empresa tecnológica Una empresa de software detectó que en sus evaluaciones anuales las mujeres recibían sistemáticamente calificaciones más bajas que los hombres, a pesar de tener niveles de desempeño similares en los proyectos. Tras revisar la política, implementó tres acciones: Capacitación obligatoria sobre sesgos inconscientes para todos los líderes. Introducción de evaluaciones 360° para balancear las perspectivas. Revisión estadística anual de resultados con foco en género y diversidad. En dos años, las brechas desaparecieron y la empresa reportó un aumento del 25% en el compromiso de las colaboradoras.

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¿Qué papel juega la retroalimentación continua en una política moderna de evaluación?



En toda organización, la política de evaluación de desempeño es el marco estratégico, pero son los líderes quienes la hacen realidad. No importa cuán bien diseñada esté la política, sin líderes comprometidos, imparciales y capaces de guiar a sus equipos, se convierte en un simple documento administrativo. El rol de los líderes es decisivo porque ellos son la puerta de entrada entre la estrategia organizacional y la experiencia del colaborador. A través de sus acciones y comportamientos, los líderes transmiten si la evaluación es una herramienta de crecimiento o, por el contrario, un trámite frío y burocrático.

5.1 Los líderes como traductores de la estrategia Un primer papel fundamental de los líderes es traducir la política en acciones concretas. Ellos conectan: Los objetivos corporativos con las metas individuales. La visión estratégica con las tareas diarias. Las expectativas de la alta dirección con el lenguaje del equipo. Por ejemplo, cuando la política establece que “el cliente es el centro de la evaluación”, es el líder quien explica al colaborador cómo su rol impacta directamente en esa experiencia del cliente.

5.2 Facilitadores del feedback El feedback es el corazón de toda política de evaluación, y los líderes son quienes deben facilitarlo. Su papel es: Dar retroalimentación continua y no solo en momentos formales. Escuchar activamente las inquietudes de los colaboradores. Transformar críticas en oportunidades de mejora. Un líder que sabe comunicar feedback constructivo convierte la evaluación en un diálogo enriquecedor; uno que lo hace de manera punitiva puede generar miedo, frustración y desmotivación.

5.3 Modeladores de cultura Los líderes representan la cultura organizacional en su máxima expresión. La forma en que aplican la política determina si esta se percibe como justa y coherente con los valores de la empresa. Si el líder respeta la equidad y la objetividad, el equipo confiará en la política. Si muestra favoritismos o sesgos, el equipo verá la evaluación como una farsa. En este sentido, cada líder es un embajador de la meritocracia dentro de la organización.

5.4 Detectores de talento y brechas Otro papel clave es que los líderes actúan como radar de talento. A través de la evaluación pueden: Identificar colaboradores con alto potencial para programas de liderazgo. Reconocer brechas de desempeño que requieren formación. Anticipar riesgos de rotación en perfiles estratégicos. Cuando los líderes cumplen este rol, la política deja de ser una fotografía estática y se convierte en un sistema dinámico de gestión del talento.

5.5 Líderes como agentes de equidad Los líderes también tienen la responsabilidad de reducir sesgos y garantizar justicia en la aplicación de la política. Para ello, deben: Seguir los criterios estandarizados de la organización. Evitar favoritismos y discriminaciones. Promover oportunidades equitativas para todos los colaboradores. Por ejemplo, un líder consciente no puede evaluar con menor nota a quienes trabajan remoto solo porque los ve menos; debe basarse en resultados y no en visibilidad.

5.6 Habilitadores del compromiso El compromiso de los colaboradores está fuertemente vinculado a cómo los líderes aplican la política. Ellos pueden: Reconocer logros en público para reforzar la motivación. Vincular el desempeño individual con el propósito organizacional. Celebrar progresos pequeños como parte de la mejora continua. Cuando los líderes muestran que la evaluación es un medio para crecer y no un mecanismo de castigo, el compromiso se multiplica.

5.7 El reto de la coherencia Un papel delicado de los líderes es demostrar coherencia. Si la política habla de innovación, pero el líder solo premia la obediencia y la ejecución mecánica, el mensaje se contradice. La coherencia exige que los líderes: Sean ejemplo en el cumplimiento de los criterios evaluados. Apliquen los mismos estándares a todo el equipo. Refuercen en su gestión diaria los valores promovidos por la política.

5.8 Storytelling: el caso de un banco latinoamericano Un banco en LATAM implementó una nueva política de evaluación basada en competencias digitales. Sin embargo, los resultados no mejoraban porque los líderes seguían enfocando sus evaluaciones en métricas tradicionales, como puntualidad o tiempo en oficina. La solución fue capacitar a los líderes en liderazgo digital y feedback objetivo. En seis meses, el cambio fue notable: los colaboradores percibieron justicia, se redujo el sesgo de proximidad y la productividad de los equipos híbridos aumentó en un 20%.

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¿Cómo vincular la política de evaluación con el plan de carrera?



Una política de evaluación de desempeño no puede funcionar en un vacío. Su verdadero poder emerge cuando se convierte en una herramienta de alineación estratégica: un puente entre lo que la organización sueña alcanzar y lo que cada colaborador ejecuta día a día. Si la política está desconectada de los objetivos del negocio, se convierte en un proceso administrativo sin impacto real. Por el contrario, cuando ambas dimensiones se integran, la empresa gana en coherencia, productividad y competitividad.

6.1 La evaluación como brújula estratégica La política de evaluación no debe limitarse a medir “qué tan bien” trabajan los colaboradores, sino qué tanto sus resultados contribuyen al propósito organizacional. Esto implica que: Las metas individuales y de equipo se desprendan directamente del plan estratégico. Las competencias evaluadas estén alineadas con los valores corporativos. Los resultados de la evaluación retroalimenten la toma de decisiones estratégicas. En otras palabras, la política de evaluación se convierte en la brújula que asegura que cada esfuerzo individual apunte hacia la dirección correcta.

6.2 Conexión con el Balanced Scorecard (BSC) Muchas organizaciones utilizan el Balanced Scorecard (BSC) como sistema de gestión. Integrar la política con este modelo permite que las evaluaciones no solo midan desempeño operativo, sino también contribuyan a las perspectivas estratégicas: Financiera: vincular evaluaciones a indicadores de rentabilidad, ahorro o eficiencia. Clientes: medir comportamientos que generan satisfacción y fidelización. Procesos internos: evaluar la innovación, calidad y cumplimiento de estándares. Aprendizaje y crecimiento: reconocer la capacidad de aprendizaje y liderazgo. Un colaborador que entiende cómo su trabajo impacta estas cuatro dimensiones siente mayor sentido de pertenencia.

6.3 Despliegue de objetivos estratégicos en cascada Un mecanismo práctico es el cascading goals: La alta dirección define los objetivos estratégicos globales. Estos se traducen en metas departamentales. Cada líder los adapta en objetivos individuales. La política de evaluación mide qué tan bien se alcanzan. Así, se evita la desconexión entre la visión corporativa y la realidad operativa.

6.4 Evaluar más allá de lo operativo: competencias estratégicas Los objetivos del negocio no solo requieren resultados tangibles, sino también competencias estratégicas como: Capacidad de innovar. Gestión del cambio. Liderazgo inclusivo. Orientación al cliente. Uso eficiente de la tecnología. Si la política de evaluación incluye estas competencias, asegura que la organización esté desarrollando el talento que necesita para sostener su estrategia.

6.5 Retroalimentación estratégica: de la evaluación al negocio Una política bien diseñada no solo mide hacia abajo (qué tanto contribuye cada colaborador), sino también retroalimenta hacia arriba: Si la mayoría de los equipos no alcanza objetivos, quizá la estrategia esté mal definida. Si ciertos indicadores muestran resistencia al cambio, es un llamado de alerta para revisar procesos. Si el talento no desarrolla competencias clave, la organización puede ajustar sus programas de capacitación. De esta forma, la política se convierte en un sistema de aprendizaje organizacional.

6.6 Storytelling: el caso de una farmacéutica global Una farmacéutica enfrentaba el reto de integrar a su gente en la estrategia de innovación. Su política de evaluación estaba centrada únicamente en productividad y cumplimiento de metas trimestrales. Tras revisar la política, incluyeron criterios como: Colaboración interdepartamental. Participación en proyectos de innovación. Uso de tecnologías emergentes. El resultado fue contundente: en tres años, el número de patentes registradas por la compañía se duplicó, y el 78% de los colaboradores afirmaron sentir que su trabajo impactaba directamente en la estrategia global.

6.7 El rol de la tecnología en la alineación Herramientas digitales como WORKI 360 permiten que la política de evaluación esté directamente conectada con los objetivos estratégicos. Los KPIs se cargan en la plataforma y se asignan a cada colaborador. El progreso se mide en tiempo real, vinculando el avance individual con los resultados corporativos. Los líderes reciben tableros estratégicos que muestran cómo las metas de sus equipos contribuyen a la visión global. La tecnología, entonces, asegura que la evaluación deje de ser retrospectiva y se convierta en un instrumento predictivo de logro estratégico.

6.8 Desafíos en la integración Integrar política y estrategia no es fácil. Los retos más comunes incluyen: Resistencia cultural: líderes que siguen evaluando “a la antigua”. Falta de claridad en la estrategia: si los objetivos del negocio son difusos, es imposible alinearlos. Sobrecarga de indicadores: demasiadas métricas dispersan la atención. Desconexión entre áreas: los departamentos trabajan en silos. La clave es simplificar, comunicar con claridad y garantizar que cada colaborador entienda su rol en la estrategia.

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¿Qué rol tiene la inteligencia artificial en la evolución de las políticas de evaluación?



En el contexto actual de alta competitividad y escasez de perfiles clave, retener al talento se ha convertido en una de las prioridades más estratégicas para cualquier organización. La evaluación de desempeño, cuando está correctamente diseñada y aplicada, se convierte en una de las palancas más poderosas para lograrlo. No se trata solo de calificar al colaborador, sino de hacerle sentir que su trabajo tiene un propósito, que su crecimiento importa y que su esfuerzo es reconocido de manera justa.

7.1 La evaluación como espejo del reconocimiento Uno de los principales motivos por los que los colaboradores renuncian no es el salario, sino la falta de reconocimiento. Una política de evaluación bien estructurada permite: Dar visibilidad a los logros individuales y de equipo. Ofrecer feedback oportuno y específico. Reconocer esfuerzos más allá de los resultados inmediatos. Cuando un colaborador siente que su desempeño es visto y valorado, su nivel de compromiso con la empresa aumenta de forma significativa.

7.2 Transparencia y justicia como motores de confianza Los profesionales de alto rendimiento esperan que la organización sea justa. Si la política de evaluación: Establece criterios claros. Aplica estándares iguales para todos. Ofrece canales de retroalimentación y apelación. Entonces los colaboradores perciben justicia organizacional. Esta percepción es un determinante clave en la decisión de quedarse o irse, pues nadie quiere permanecer en un entorno que siente injusto.

7.3 La evaluación como hoja de ruta de desarrollo Una política moderna no solo mide el desempeño pasado, sino que orienta el futuro del colaborador. Esto se logra cuando la evaluación: Detecta brechas de habilidades. Ofrece planes de desarrollo individualizados. Vincula los resultados de desempeño con oportunidades de formación, ascensos o movilidad interna. De este modo, los colaboradores ven a la organización como un espacio donde pueden crecer profesionalmente sin necesidad de buscar oportunidades afuera.

7.4 Vinculación con los programas de compensación Otro factor clave es que los resultados de la evaluación deben estar conectados con: Bonos de desempeño. Promociones internas. Programas de reconocimiento no monetario. Cuando existe esta conexión, los colaboradores perciben que su esfuerzo y resultados tienen una consecuencia tangible. Esto fortalece la motivación y el deseo de permanencia.

7.5 Fomento de una cultura de feedback continuo La retención del talento no depende únicamente de evaluaciones anuales. La política debe fomentar un sistema de feedback continuo, donde los líderes mantengan conversaciones regulares de desempeño y desarrollo. Este enfoque convierte la evaluación en un diálogo constante, no en una sentencia anual, lo cual mejora la satisfacción laboral y el compromiso.

7.6 Storytelling: el caso de una empresa de consultoría Una firma de consultoría experimentaba una rotación superior al 30% anual. Tras analizar las salidas, descubrió que muchos profesionales dejaban la empresa por sentir que su esfuerzo no era reconocido ni vinculado a oportunidades de crecimiento. La organización rediseñó su política de evaluación, incorporando: Feedback trimestral. Programas de desarrollo personalizados. Reconocimiento público a quienes superaban expectativas. En solo dos años, la rotación bajó al 12% y los índices de satisfacción interna aumentaron en un 40%.

7.7 Generación de sentido de pertenencia La evaluación también puede reforzar la conexión emocional entre el colaborador y la empresa. Cuando un profesional entiende cómo su contribución impacta los objetivos estratégicos, desarrolla un mayor sentido de pertenencia. Esa sensación de ser parte de algo más grande es un potente antídoto contra la rotación.

7.8 El rol de la tecnología Soluciones digitales como WORKI 360 facilitan la retención de talento al: Mostrar trayectorias de carrera claras basadas en evaluaciones. Permitir comparaciones justas y objetivas de desempeño. Ofrecer dashboards que conectan desempeño con oportunidades de desarrollo. La tecnología aporta transparencia, agilidad y confianza, tres factores determinantes para la permanencia del talento clave.

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¿Cómo garantizar la transparencia en la aplicación de la política de evaluación?



Vivimos en una era donde el cambio ya no es la excepción, sino la regla. Nuevas tecnologías, modelos de trabajo híbrido, transformaciones en los mercados y expectativas distintas de las nuevas generaciones obligan a las organizaciones a reinventarse constantemente. En este contexto, una política de evaluación rígida se convierte rápidamente en un obstáculo. Por ello, garantizar la adaptabilidad de la política de evaluación de desempeño es una prioridad estratégica.

8.1 Del modelo estático al dinámico Históricamente, muchas organizaciones diseñaban políticas de evaluación como documentos “inmutables”. Se publicaban, se aplicaban año tras año y apenas se revisaban. Hoy, la lógica debe ser diferente: la política debe ser un marco dinámico, con capacidad de actualizarse ante los cambios del entorno. Esto implica: Revisiones periódicas de criterios y métricas. Inclusión de nuevos indicadores según evoluciona la estrategia. Flexibilidad para incorporar tecnologías emergentes.

8.2 Anticipar tendencias y cambios del mercado Una política adaptable se alimenta de la inteligencia de mercado. Los equipos de RRHH y liderazgo deben monitorear constantemente: Tendencias en gestión de talento (ej. skills digitales, liderazgo inclusivo). Transformaciones en el modelo de negocio. Expectativas de nuevas generaciones de profesionales. Al anticiparse, la política no reacciona de manera tardía, sino que evoluciona al ritmo del entorno.

8.3 Flexibilidad en los métodos de evaluación La adaptabilidad también exige que los métodos de evaluación no sean únicos ni rígidos. Una política moderna puede incluir: Evaluación 360° para obtener múltiples perspectivas. Autoevaluaciones que fomenten la reflexión individual. Evaluaciones ágiles por proyectos en lugar de esperar un ciclo anual. Feedback continuo apoyado en herramientas digitales. Esto permite que la política se ajuste a distintos contextos y necesidades.

8.4 La tecnología como catalizador de adaptabilidad La implementación de soluciones como WORKI 360 permite a las organizaciones: Actualizar indicadores en tiempo real. Personalizar criterios de evaluación según roles o proyectos. Recoger feedback instantáneo desde múltiples dispositivos. Analizar datos de desempeño para rediseñar políticas según patrones emergentes. En otras palabras, la tecnología convierte la política en un sistema vivo y evolutivo.

8.5 El rol de los líderes en la flexibilidad La adaptabilidad no solo depende de procesos y tecnología, sino también de los líderes. Ellos deben: Ser receptivos a los cambios y comunicar su importancia. Ajustar las expectativas de desempeño de acuerdo con nuevas prioridades. Dar ejemplo de flexibilidad frente a la innovación y el aprendizaje. Un líder rígido puede bloquear cualquier esfuerzo de adaptación, mientras que un líder ágil inspira confianza y dinamismo.

8.6 Storytelling: el caso de una empresa tecnológica Una startup de software aplicaba evaluaciones semestrales tradicionales. Sin embargo, en un entorno de cambios rápidos, este modelo se volvió obsoleto: los objetivos se transformaban cada dos meses. La empresa rediseñó su política para incluir: Evaluaciones mensuales de proyectos. Feedback en tiempo real a través de una app. Ajustes trimestrales de las competencias críticas. El resultado fue una mayor coherencia entre la estrategia y la evaluación. Además, los colaboradores percibieron que la organización se adaptaba a su ritmo de trabajo, lo que elevó su motivación.

8.7 Resistencia cultural y cómo superarla Uno de los mayores obstáculos para la adaptabilidad es la resistencia al cambio. Muchos colaboradores (e incluso líderes) prefieren sistemas conocidos, aunque sean ineficaces. La clave está en: Comunicar claramente los beneficios del nuevo modelo. Capacitar a líderes y equipos en el uso de herramientas flexibles. Involucrar a los colaboradores en el rediseño de la política. De esta forma, la política no se percibe como “impuesta”, sino como un proceso cocreado.

8.8 Evaluación continua del propio sistema Una política adaptable también debe evaluarse a sí misma. Esto significa implementar métricas de efectividad de la política, como: Nivel de satisfacción de los colaboradores con el proceso. Grado de alineación con la estrategia del negocio. Tiempo de respuesta para ajustar indicadores. Este enfoque de “evaluar la evaluación” asegura que la política no quede obsoleta.

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¿Qué impacto tiene la política de evaluación en la productividad organizacional?



Hablar de evaluación de desempeño sin considerar la cultura organizacional es como construir un edificio sin cimientos. La cultura es el conjunto de valores, creencias y comportamientos compartidos que dan identidad a la organización. Si la política de evaluación no se alinea con esa cultura, puede convertirse en un proceso mecánico, desconectado y hasta percibido como contradictorio. Por el contrario, cuando ambas están integradas, la evaluación se transforma en un refuerzo positivo de la identidad corporativa y en un motor de coherencia interna.

9.1 La cultura como base de la evaluación Cada organización tiene una cultura única: algunas son más jerárquicas, otras más colaborativas; algunas priorizan la innovación, otras la eficiencia. La política de evaluación debe reflejar esta esencia. Ejemplo: En culturas orientadas a la innovación, evaluar creatividad, iniciativa y aprendizaje del error. En culturas enfocadas en la excelencia operacional, priorizar métricas de calidad, eficiencia y cumplimiento de procesos. En culturas de servicio al cliente, medir empatía, orientación al cliente y capacidad de resolución. De esta forma, la evaluación no solo mide desempeño, sino que refuerza lo que la organización considera valioso.

9.2 Evaluar comportamientos alineados con los valores Más allá de resultados numéricos, la política debe incorporar la evaluación de comportamientos culturales clave. Ejemplo: Si uno de los valores es la colaboración, entonces los líderes que trabajan en silos deben recibir retroalimentación correctiva. Si la organización promueve la sostenibilidad, la evaluación debe considerar comportamientos responsables con el entorno. Así, cada evaluación se convierte en un recordatorio práctico de los valores que definen la cultura.

9.3 Retroalimentación como vehículo cultural La manera en que se comunica el feedback también refleja la cultura. En culturas abiertas, el feedback suele ser directo y constante. En culturas jerárquicas, puede darse de manera más formal y estructurada. En culturas ágiles, el feedback tiende a ser rápido y experimental. La política debe respetar estas particularidades, pero también puede servir para evolucionar la cultura hacia una más abierta, justa y colaborativa.

9.4 Integración con los rituales corporativos Los rituales son prácticas que consolidan la cultura: reuniones de reconocimiento, celebraciones de logros, ceremonias de ascensos. Si la política de evaluación se integra con estos rituales, se convierte en un refuerzo cultural constante. Por ejemplo: Reconocer públicamente a los mejores evaluados en un evento institucional. Incluir la evaluación como requisito para participar en programas de liderazgo. Vincular los resultados con ceremonias de premiación y storytelling interno.

9.5 Storytelling: el caso de una empresa de retail Una cadena de retail tenía como valor central “poner al cliente en el corazón de todo”. Sin embargo, su política de evaluación solo medía ventas y productividad. El resultado: colaboradores que cumplían metas, pero sin preocuparse realmente por la experiencia del cliente. Tras revisar la política, la empresa incluyó indicadores como: Niveles de satisfacción del cliente en cada tienda. Capacidad de resolver reclamos de forma efectiva. Actitudes de servicio observadas en evaluaciones 360°. Con el tiempo, los clientes percibieron un mejor trato y la cultura de servicio se consolidó en todos los niveles.

9.6 Adaptar la política para transformar la cultura En algunos casos, la política de evaluación no solo refleja la cultura, sino que también puede ayudar a transformarla. Por ejemplo, una organización tradicional que quiera volverse más innovadora puede incluir: Indicadores de experimentación y creatividad. Reconocimiento a quienes propongan nuevas ideas, incluso si no todas resultan exitosas. De esta forma, la evaluación impulsa la evolución cultural de manera estratégica.

9.7 El rol de los líderes como guardianes de la cultura Los líderes son quienes encarnan y transmiten la cultura. Si ellos no aplican la política de manera coherente, los colaboradores percibirán un doble discurso. Por ello, es clave que los líderes: Modelen los valores organizacionales en su propia conducta. Utilicen la política como herramienta para reforzar comportamientos alineados. Sean consistentes entre lo que se predica y lo que se evalúa.

9.8 Tecnología y cultura: una alianza posible Plataformas como WORKI 360 permiten vincular de manera visible la cultura con la política de evaluación. Ejemplo: Personalizar competencias clave alineadas con los valores. Incluir dashboards culturales que midan comportamientos. Analizar tendencias culturales a través de datos de desempeño. De esta forma, la tecnología no solo evalúa, sino que también visibiliza la cultura en tiempo real.

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¿Cómo evolucionarán las políticas de evaluación en los próximos cinco años?



El mundo laboral atraviesa una transformación acelerada. La globalización, la digitalización, el auge de la inteligencia artificial y las nuevas generaciones con expectativas distintas están redibujando las reglas del juego. En este contexto, las políticas de evaluación de desempeño no pueden quedarse ancladas en los modelos tradicionales. El futuro exige mecanismos más ágiles, justos, tecnológicos y humanos al mismo tiempo.

10.1 De la evaluación anual al feedback continuo El modelo clásico de evaluación anual está quedando obsoleto. La nueva tendencia es hacia un feedback constante y en tiempo real. Microevaluaciones por proyecto. Check-ins trimestrales o mensuales. Conversaciones regulares de desarrollo con líderes. Este enfoque permite ajustar el rumbo rápidamente y evita la frustración de esperar un año entero para recibir retroalimentación.

10.2 Inteligencia artificial y analítica avanzada La inteligencia artificial ya se está convirtiendo en un aliado clave. Herramientas como WORKI 360 aplicadas con IA permiten: Detectar patrones de desempeño invisibles al ojo humano. Predecir necesidades de capacitación. Recomendar planes de carrera personalizados. Reducir sesgos mediante algoritmos entrenados para imparcialidad. La analítica avanzada transforma la evaluación en un proceso predictivo y estratégico, no solo retrospectivo.

10.3 Evaluación centrada en competencias humanas Paradójicamente, cuanto más avanza la tecnología, mayor es la importancia de las competencias humanas: empatía, liderazgo, pensamiento crítico, resiliencia. Las políticas del futuro incluirán indicadores que midan estas capacidades blandas, esenciales para navegar en entornos inciertos y liderar equipos diversos.

10.4 Integración con la experiencia del colaborador El futuro exige ver la evaluación no como un trámite, sino como parte integral de la employee experience. Procesos simples y digitales que no generen carga burocrática. Retroalimentación constructiva que aporte valor real. Conexión entre desempeño, bienestar y desarrollo profesional. Así, la política de evaluación se convierte en un pilar de la experiencia laboral positiva.

10.5 Inclusión y diversidad como ejes transversales Las políticas de evaluación ya no pueden ignorar la diversidad e inclusión. El futuro apunta a: Diseñar indicadores libres de sesgos de género, edad o cultura. Incorporar métricas que valoren la capacidad de liderar equipos diversos. Usar algoritmos auditados para asegurar justicia en las evaluaciones digitales. Esto no solo responde a una demanda ética, sino también a una necesidad estratégica de competitividad global.

10.6 Modelos ágiles de desempeño El auge de metodologías ágiles en los negocios impacta también la evaluación. El futuro traerá: Objetivos dinámicos que se revisan y ajustan constantemente. Evaluación de equipos más que individual, reflejando la importancia del trabajo colaborativo. Rituales de retrospectiva donde los equipos reflexionan sobre lo aprendido y cómo mejorar. La política de evaluación se convertirá en una extensión de la agilidad organizacional.

10.7 Storytelling: el caso de una empresa financiera Una institución financiera tradicional dependía de evaluaciones anuales rígidas. Sin embargo, al implementar un modelo de feedback continuo apoyado en IA, logró: Identificar con anticipación a colaboradores en riesgo de rotación. Crear programas de desarrollo personalizados. Reducir los tiempos de promoción interna en un 40%. Este cambio convirtió la evaluación en una herramienta de retención y motivación, en lugar de un mero control.

10.8 Transparencia y autogestión Las nuevas generaciones valoran la transparencia. El futuro apunta a sistemas donde los colaboradores: Acceden en tiempo real a sus resultados. Pueden comparar su progreso con expectativas y metas. Participan activamente en la definición de objetivos. La política deja de ser unilateral y se convierte en un espacio de cocreación.

10.9 Evaluación como motor de propósito Cada vez más colaboradores buscan que su trabajo tenga un impacto positivo. Por ello, las evaluaciones incluirán métricas relacionadas con: Contribución al propósito organizacional. Impacto social y ambiental de la labor individual. Grado de alineación con proyectos de sostenibilidad. Esto fortalece la conexión emocional entre la persona y la empresa.

🧾 Resumen Ejecutivo La política de evaluación de desempeño laboral es, hoy más que nunca, un elemento estratégico para la competitividad y sostenibilidad de las organizaciones. A lo largo de las 10 preguntas desarrolladas en este artículo, hemos recorrido las claves para comprender su evolución, impacto y futuro. Los principales aprendizajes pueden resumirse en los siguientes ejes:

🔹 1. La tecnología como catalizador de transformación La automatización y la inteligencia artificial no son un lujo, sino una necesidad. Herramientas como WORKI 360 permiten implementar evaluaciones dinámicas, personalizadas y libres de sesgos, ofreciendo datos en tiempo real para la toma de decisiones estratégicas.

🔹 2. Beneficios para el colaborador y la organización El feedback continuo, cuando se gestiona correctamente, fortalece la motivación, el compromiso y la productividad. Las evaluaciones dejan de ser percibidas como un castigo y se transforman en una oportunidad de desarrollo personal y profesional.

🔹 3. Medición integral de competencias El futuro de la evaluación incluye no solo resultados cuantitativos, sino también competencias blandas como liderazgo, innovación y resiliencia. Esto asegura un modelo de gestión del talento más humano y más alineado con las demandas del mercado.

🔹 4. Impacto en la marca empleadora y la cultura Una política justa, transparente y adaptable potencia la reputación de la empresa, atrae talento y consolida la cultura organizacional. La evaluación se convierte en un espejo de los valores y en un refuerzo de la identidad corporativa.

🔹 5. Integración con diversidad, inclusión y propósito El futuro exige que las políticas de evaluación se diseñen libres de sesgos, valoren la diversidad y conecten el desempeño individual con el propósito organizacional y la sostenibilidad. Esto incrementa la lealtad y la conexión emocional del talento.

🔹 6. Tendencias clave para el futuro Feedback continuo y ágil. Evaluaciones predictivas gracias a la IA. Enfoque en competencias humanas. Transparencia y autogestión de resultados. Evaluación como motor de propósito y sostenibilidad.

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Preguntas frecuentes sobre el Sistema de control de asistencia

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